sábado, 24 de marzo de 2012

259.- Carretera de Cardiñanes a Caín (León)



259.1.- Carretera de Cardiñanes a Caín (León).

Supongo que no debí aceptar aquel trabajo, aunque luego todo ocurrió según esa máxima tan española de "nunca pasa nada". Reconozco que anduve intranquilo aquellos días, superado, aunque no diera esa imagen. Más pensando que debía enfrentarme a mi peor pesadilla, la de enfrentarme a un grupo de gente representando algo. Me manejo genial con las personas, cuando las distancias se acortan, pero pésimamente con grupos. El trabajo estaba relacionado con la carretera que une Cardiñanes y Caín, dos pueblecitos de Los Picos de Europa, en las montañas que separan Asturias de León. Era entonces tan estrecha que dos coches que se cruzaran procedentes de sentidos contrarios podía convertirse en un acertijo de solución imposible. Doy fe por que hube de recorrerla unas cuantas veces y los encuentros se resolvían acudiendo a espacios en la carretera que casi no existían, con barrancos en uno de los lados, con más decisión que pericia. Cunducción prestando atención a los lugares más anchos, demorando la marcha en sus proximidades y acelerando en los tramos angostos. Estaban construyendo una carretera nueva casi en voladizo, ensanchando las hechuras de la ya existente. El ingeniero de caminos que llevaba la obra quería tomarse unos días de vacaciones y debía suplirle 3 fines de semana. Yo soy ingeniero de Montes, y ahí radicaba el problema. Teóricamente mi formación abarca la construcción de pistas forestales, pero mi práctica era nula. Me aseguraron que mi cometido se limitaba a estar allí, ha pasearme a la vista de todos, que de la dirección de la obra y de la toma de decisiones ya se encargaría un capataz de obra. Y con esa garantía y una hacer constar de mi nula operatividad hacia Caín que me fuí, con más angustia que otra cosa. El primer día iría con el ingeniero que debía suplir. El viaje fue agradable, por rutas secundarias. Hacia León por Burgos y Palencia, alcanzando Los Picos de Europa a través de Riaño. Camino hermoso, fresco a pesar de agosto, cuajado de verde, de bosques, de montañas y de vegas con plantaciones de chopos. A mi llegada ya tenían muy avanzado uno de los tramos de la carretera remozada, el que se ve en la imagen, con el río Cares discurriendo por el fondo del barranco.



259.2.- Carretera de Cardiñanes a Caín (León).

Una carretera excavada en la roca en su primera versión. El ensanchamiento en su tramo final, que ha de acometer la travesía de las montañas, de traspasar la divisoria de aguas, era casi pura artesanía. Con pavimento de cemento, que tal vez supeditaba la estética a la funcionalidad. Al problema del cruce de coches se unía el enorme flujo, en especial los fines de semana, de caminantes practicando treking. Ascienden por la vertiente leonesa, en autobús o a pie desde algún pueblo cercano, y luego acompañan al Cares en su descenso por la vertiente sur de las montañas. Un paseo denominado La Ruta del Cares, de dificultad moderada al ser en pendiente y cuesta abajo. Muchos dejan el coche en el extremo asturiano del recorrido. A este tráfico peatonal había que darle espacio en la carretera. Una franja de medio metro en el borde más cercano al río sería marcada con el suelo de otro color, y se discutía se dotarla de alguna tipo de separación física del ancho para coches para evitar la invasión de estos de la franja para peatones. Esta foto corresponde a mi tercer y último fin de semana (23 de agosto de 2006), mientras que la anterior al primero.



259.3.- Carretera de Cardiñanes a Caín (León).

Allí estuve 6 días, mirando mucho, tomando fotos por hacer algo, por fingir que controlaba las cosas, callando para no delatarme y tratando de aprender algo. Pregunté bastante y toleré abusos ambientales. Desde la obra corría ladera abajo del talud del río piedras, tierras y, lo que es peor, cementos y otros materiales de obra. Pero no estaba allí para ese cometido, aunque ver algunas cosas hacía que me dolieran los ojos. Un inspector ambiental supervisaba las obras y dejaba al parecer que la constructora hiciera de su capa un sayo. Pues bien. Bueno, mal, pero ya se me entiende, espero. Las dificultades de la ejecución de la obra eran extremas. El cemento llegaba en camiones cisterna desde la cementera más cercana, ubicada a muchos kilómetros, y tenía que acceder al lugar por esa carretera tan angosta. Se programaban los envíos en el calendario de obra para no retrasarla, y aun así se perdían horas esperando que llegaran. La centralización de la obra también era problemática. No era cosa de poner más trabas con asuntos de importancia menor realmente. Tampoco había mala voluntad y el estropicio era escaso. En el tramo de la imagen ya se había acabado la plataforma y se procedía a la construcción de la base del bordillo exterior a base de encofrados de madera, trecho por trecho.



259.4.- Carretera de Cardiñanes a Caín (León).

En la última curva, antes de llegar a la pequeña recta que desemboca en Caín, la carretera cruza el río Cares. Este tramo final no iba a ser modificado apenas. Tiempo brumoso en pleno agosto. Casi un lujo esos días en la alta montaña. Las montañas blancas, los derrubios en las pendientes casi verticales que rodeaban al pueblo. El Cares pasa de largo ante el pueblo y se precipita montaña abajo como en un tobogán.

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