viernes, 29 de julio de 2011

167.- Iglesia de San Martiño en A Gudiña (La Carballeda - Orense)



167.- Iglesia de San Martiño en A Gudiña (La Carballeda - Orense).

Ya fuera del horario de oficinas, llegué hasta A Gudiña, abajo de la cuesta que conduce a Vento do Espiño, y empecé a pensar en términos de viaje de vuelta a casa. Vi una Iglesia junto a la carretera que atraviesa el pueblo y no pude resistirme. Solo unos minutos más. Además, había programada una incursión en la base de extinción de incendios que acababa de quitar del orden del día.

La iglesia de San Martiño de A Gudiña fue construida a lo largo de los siglos XVII y XVIII. Aun así, en algunos remates escultóricos presenta ese toque ingenuo del Románico que puede confundir a gente poco versada en estos temas, como yo. Iglesia que además es cementerio. Su frontal está rematado con un cruceiro. Algo poco usual. Yo al menos no recuerdo otra iglesia con ese mismo detalle. Pero es que estamos en Galicia, donde el cruceiro es un elemento más del paisaje. Lápidas apoyadas en el muro de la iglesia. Tumbas rodeadas de hierba verde a pesar de ser julio. Será el frescor de la sombra que procura el granito. La Galicia rural con su toque íntimo. Camino de Santiago que recorro en sentido inverso.



167.2.- A Gudiña (La Carballeda - Orense).

Al final de la breve cuesta de la calle donde está la iglesia hay una plaza donde se ve un cruceiro. No puedo resistirme. Unos minutos más, me digo. Luego hasta Madrid sin parar en ningún sitio, solo por cuestiones técnicas. El coche me estropea el encuadre y trato de expulsarlo de él, pero me es imposible. La ropa tendida le da un tono casual a la imagen. Ni siquiera busco la mejor perspectiva. No parece que hayan inscripciones en la piedra y el moldeado de la escultura es simple. Sin perfiles prioritarios acabo tomando un perspectiva oblicua. Después me dirijo al coche y 5 horas después estoy en mi propio territorio.

jueves, 28 de julio de 2011

166.- Venta do Espino (La Carballeda - Orense).



166.1.- Formaciones de brezo (Erica ciliaris) en Venta do Espino (La Carballeda - Orense).

Mis dos últimos objetivos del día, que ya iba siendo bastante largo, eran dos vertederos de tierras, es decir, donde se suponía que iban a depositar las tierras sobrantes de las obras. El primero era un pedregal junto a un vertedero de verdad. Un espanto. El segundo un pliegue en una ladera rodeada de brezales (Erica ciliaris), una de mis plantas favoritas. No se porque no estaban en flor, como las formaciones de esta especie vistas aquel día en otros parajes. Venta do Espino, la aldea junto a la que se ubicaba el vertedero, se sitúa a casi 1.100 m de altitud. Quizás ahí haya una explicación. Otra no se me ocurre. Aunque no deja de ser un misterio, porque si la floración ha sido antes es en contra de la lógica, ya que a mayor altitud mayor retraso en el desarrollo vegetativo, y que ocurra más tarde es llevarla casi al inicio del otoño. Venta do Espino se sitúa al noroeste de A Gudiña, la principal localidad de la zona.



166.2.- Vertedero V-22 en Venta do Espino (La Carballeda - Orense).

Solo en el norte un vertedero puede ser hermoso. Apenas una hendidura en el terreno desprovista de vegetación, aunque el material a verter es muy probable que rebase el límite del brezal y lo invada. Los otros dos lugares de depósito de inertes que vi aquel día eran lugares de menor valor paisajístico que su entorno, pero este junto a Venta do Espino, denominado V-22 en el proyecto, tenía su propia belleza. En lo alto de alto así como una amplia colina rodeada de valles, con montañas en la distancia, cualquier dirección a la que dirigieras la vista era un regalo. Este tipo de depósitos los clausuras cuando acaban las obras. Sobre la tierra vertida depositan tierra vegetal extraída durante las excavaciones, la capa superior del terreno con cierto porcentaje de humus, restos vegetales y raíces a medio descomponer, y sobre la misma se siembra y planta. Aquí el brezo sería recibido como en su propia casa. Espero que el encargado de la revegetación no se deje llevar por la obsesión por el uso de arbolado.



166.3.- Vista desde la Carretera de acceso a Venta do Espino (La Carballeda - Orense).

La carretera de acceso a Venta do Espino, que parte del casco urbano de A Gudiña es un vía no demasiado amplia, algo sinuosa y con rampas en cuesta para poder salvar el desnivel entre ambas localidades. La habrán de recorrer los camiones de transporte de tierra, dos veces por cada porte, cargados en subida y con la caja vacía en la vuelta, lo que supondrá un trasiego digno de ver. Me imagino los escasos habitantes de la aldea superados por el ruido generado. La carretera ofrece unas vistas magníficas. Sin cultivos agrícolas no arbolado, el paisaje es un mosaico de verdes y pardos originados por los prados aun frescos y los ya agostados, y por las zonas de matorral. Subí a la aldea con la música de U2 "a todo trapo". Era mi último objetivo y necesitaba un incentivo para ese último trayecto en horario de trabajo. A la vuelta me costó pararme porque ya tenía ganas de coger la ruta a Madrid. Pero lo hice. Son fotos que luego te arrepientes no haber hecho. Y para ello tuve que parar en mitad de la calzada, ya que no había arcenes. Hubiera hecho más fotos, pero un coche bajada de Venta do Espino. Misión cumplida.

PD: Y ahora que miro la imagen, un día después de editarla, recuerdo que había una columna de humo de un incendio. La veo porque la recuerdo de forma nítida y no me cuesta encontrarla en la foto, a pesar de que está borrosa. Era casi inevitable no retratar el fuego forestal en el lugar de España donde más se producen.

165.- Páramo al pie de la Sierra do Canizo (La Carballeda - Orense)



165.1.- Páramo al pie de la Sierra do Canizo (La Carballeda - Orense).

Me tocaba buscar un área auxiliar de obra en una zona de páramo de difícil acceso. Dejé el coche en un paso superior de la N-525 sobre la A-52 y tomé el camino de servicio de la autovía. A unos 500 metros había una senda que partía en perpendicular y que se suponía que conducía hasta el sitio buscada. Una zona auxiliar es el emplazamiento donde las obras centralizan todas sus infraestructuras provisionales: parque de maquinaria, poblado para los trabajadores, talleres de ferralla, fabricación de hormigones, parque de materiales, etc. Todas las instalaciones que requiere una obra se intenta que se sitúen en un mismo sitio, sobre un terreno que se impermeabiliza para evitar la contaminación del suelo e hidrología por derrames accidentales. Esa es la teoría, la práctica es que las constructoras tienden a hacer lo que les da la gana si no se las controla. Como hacemos todos más o menos, supongo.

Tras recorrer el trecho de vía de servicio, algo asfixiado por el calor, llegué a la senda. Había un coche aparcado en su inicio. Invadida por la hierba y el matorral era impracticable para vehículos. Al menos turismos. Arriba de la ladera alguien caminaba en mi dirección. Iba provisto de un chaleco reflectante y llevaba en la mano lo que parecían ser planos. "Creo que hemos venido a lo mismo", le dije sonriendo. "No, tu vienes y yo vuelvo", me contesto rematando la frase con una carcajada. Cuando le alcance nos saludamos. "Vengo a ver la zona auxiliar". "Pues te explico". Y lo hizo. Tenía que abandonar la trocha arriba de la ladera y seguir una línea de alta tensión hasta los restos de una valla de piedra. Una de esas que separan fincas y parcelas de terreno entre sí en zonas allí donde aflora y abunda el granito. Todo lo que quedaba ante ella era el emplazamiento buscado. "También puedes ver la embocadura de salida del túnel". Lo cierto es que ese objetivo no lo tenía en mi lista. Le di largas, traté de justificar mi desinterés de una forma poco convincente. "Es que me interesan solo detalles ambientales de la obra". "Lo entiendo, pero casi por el mismo precio tienes dos objetivos". Estos encuentros con homólogos, vamos a llamarlo así, no son frecuentes, pero a fuerza de haber hecho muchos viajes de este tipo ya llevo unos cuantos. Los hay que hasta ocultan los planos para que no les sises información. Otros mantienen la cabeza sobre los hombros, como el de aquel día, por ejemplo, y entienden que el encuentro con un igual en mitad de ningún sitio vale su precio en oro. Con uno compartí hasta mesa y mantel durante la comida en el sitio más apartado de todos: Teruel.

Abandoné a mi fugaz amistad y seguí con el trabajo. Alcance el lugar a fotografiar y me decidí por encontrar ese punto donde se situaba la entrada a un túnel. Me remordía la conciencia no esforzarme si era una empresa factible. Estaba del otro lado de la vía del tren convencional. Tuve que atravesar una zona de densísimo matorral para alcanzar la plataforma ferroviaria. Una sola vía. Por allí circulan pocos trenes, eso está claro. Al otro lado de la vía el mismo calvario. Al final llegué a mi destino y obtuve esta imagen. Hay algunos pinos silvestres en la distancia, pero el suelo aparece casi desnudo de vegetación, con algo de matorral rastrero disperso. Brezos en su mayor parte. Por ahí surgirá la Línea de Alta Velocidad, después de atravesar un falso túnel. Por tal se entiende el que se crea después de cavar una trinchera, que luego se tapa una vez construida la estructura de hormigón armado que conformará el túnel propiamente dicho.



165.2.- Primeras estribaciones de la Sierra do Canizo (La Carballeda - Orense).

Cruzar la línea de tren me obligo a atravesar dos fajas de denso matorral donde algo me ocurrió que me llamó la atención. Algo nuevo para mí. Una sensación que no había experimentado aun. La relaté en el blog de @GirlFLebanon, tutera a la que os recomiendo, al igual que su blog.

Escucha esta. Quería contársela a alguien, y quien mejor que tú, donde mejor que en tu blog. Y esta historia es pertinente con el post, lo prometo. Sensaciones sonoras. Va de eso. Fue el otro día, en La Carballeda, en Orense, en mi viaje de trabajo. Debo caminar una cierta distancia por un paraje deshabitado y para llegar a mi objetivo tengo que atravesar una zona de matorral. Alto, más de metro y medio de talla media sin duda. Denso. A veces agobiante. Gracias a Dios apenas hay especies punzantes. Algún tojo aquí y allá, pero son fáciles de identificar, a pesar de que ya perdieron su flor de color amarillo limón. El resto son helechos, que me indican las rutas por las que puedo avanzar más rápido. Brezos de flores con colores ferresos, como si sus diminutos ramas estuvieran fueran de metal y estuvieran ramillos florales se hubieran oxidado. Y retamas. No se que variedad. Hay bastantes especies. Pero no importa. Son altas. Las puntas de las ramas llegan a la altura de mi cabeza, de mi rostro, e incluso la superan. Es importante este dato porque cuanto atravieso las zonas del matorral donde abundan las retamas escucho algo insóliito. Son decenas de pequeños crujidos cada segundo. No sabría describirlo. Quizás como el ruido que haría una pipa de melón seca si estuviera vacía y la aplastaras con la yema del dedo. Un cri bajito pero perfectamente audible. En lo primero que pienso es en insectos. Tengo grabada en la memoria la narración de un profesor universitario, en la que nos explicaba como en los eucaliptares infestados por Phoracantha semipunctata, un escarabajo que cuando es oruga se come vivo al árbol, podía oirse perfectamente el ruido de la plaga machacando el bosque. Es algo así, pero con crujidos más diminutos, menos terroríficos, casi amistosos. Me acerco a las retamas a ver si identifico a los causantes de ese casi silencio atronador y no veo nada. Pero me fijo en que las retamas echaron fruto hace tiempo. Unas pequeñas legumbres ya maduras, precísamente del tamaño de una pipa de melón, y que muchas de ellas muestran hendiduras por las que la planta ha soltado la semilla. Sigo avanzando hasta una línea de tren que debo atravesar. Lo hago en del otro lado de vía hay más matorral. Allí también escucho los crujidos. Es a la vuelta cuando lanzo la tesis que más me convence: se trata del ruido de las legumbres al quebrarse, de las vainas al abrirse. Si, estoy casi convencido. Ruido que propala la vida, ya que al producirse la simiente cae al suelo. Lejos ya de preocuparme comienzo a apareciarlo. Nunca había escuchado nada así. Constamente la vida te sorprende. Tan difícil explicarlo. El mundo está hecho para que lo procesen los sentidos y el sentimiento nos lo explique. El olor de las cosas, su textura. Incluso su sonido. La voz de las retamas. Quien sabe si el de las hadas que pueblan aquellos parajes remotos. Yo también remonto. Algo nuevo. Algo que no sabía. Un regalo.



165.3.- Línea de FF.CC. convencional Benavente-Vigo (La Carballeda - Orense).

Siento debilidad por las imágenes de caminos, carreteras y vías de ferrocarril. Más aun por las trochas y vías pecuarias. Me inhibo mucho de mostrarlas en el blog porque se que no son un tema muy espectacular. Pero de este viaje ya he incluido imágenes de la A-52, aunque contextualizadas con el paisaje. Así que me voy a permitir mostrar una imagen también de la vía de ferrocarril. En realidad una más, ya que la incluí como actor secundario en el post dedicado a la Estación de Lubián, que me deparó un punto de observación privilegiado. Una sola vía es indicativo de la imposibilidad de cruce de convoy que avanzan en sentidos contrarios. Lo que a su vez sugiere que se trata de una ruta poco transitada. Hay formas mejores, menos costosas en tiempo de acceder a Galicia desde la Meseta, y el territorio atravesado está escasamente poblado. Sanabria dormita y La Carballeda está próxima a echarse la siesta. Ni el paso del tren podrá interrumpirles el sueño.

miércoles, 27 de julio de 2011

164.- Sierra del Marabón (La Carballeda - Orense)



164.- Alto del Marabón (La Carballeda - Orense).

Venía buscando el emplazamiento de un vertedero de tierras y, a decir verdad, buena gana de crearlo por aquí. Primero encontré un lugar desde el que admirar las vistas de la A-52 en su último tramo zamorano. Después un emplazamiento desde el que obtener algunas imágenes sorprendentes. En esta vemos el Alto del Marabón, en la Sierra del mismo nombre. El espinazo de la misma marca la divisoria entre provincias. El camino que se ve abajo de la ladera es la Carretera ZA-931. El de la izquierda es una pista de tierra que conduce a un parque eólico. En el punto de confluyen están tomadas las imágenes de una entrada anterior del último tramo de la A-52 en Zamora. El tapiz verde que cubre el suelo es brezo. Se agarra a la pendiente para protegerse del viento ofreciendo el menor perfil posible. Tengo que decir que empiezo a apreciar las formaciones e matorral, hay paisaje más allá de las arboledas y los bosques. Si los brezales de la Sierra de Gata en Cáceres son hermosos, estos tampoco andaban faltos de belleza.



164.2.- Vista hacia el este desde la Sierra del Mirabón (La Carballeda).

Desde la misma ubicación que la anterior, con solo girar el cuerpo. La carretera que se adivina abajo a lo lejos es nuevamente la A-52. Los cortafuegos de los tendidos eléctricos crean fajas  de distinta coloración en todas las laderas que alcanza a ver la vista.

163.- Ribera del Arroyo Regueiro en Villavela (La Carballeda - Orense)



163.1.- Castaño (Castanea sativa) junto al Arroyo Regueiro en Villavela (La Carballeda - Orense).

Está claro que si hay espacio el castaño adquiere su mejor porte. Bueno, eso es lo que en realidad le ocurre a casi todos los árboles. En espesura crecen en vertical sobre todo, tratando de disputarle la luz a los individuos de alrededor. En solitario pueden expandirse en todas las direcciones. Hermoso árbol el castaño. Y además da fruto. Buscaba un cauce en aquel lugar, y si bien el arroyo no me proporcionó buenas imágenes, si que obtuve una par de sorpresas. El árbol se inclina ligeramente hacia adelante, como si estuviera haciendo una pequeña reverencia con los pies juntos. Rojo, verde y azul. Y hasta amarillo en la hierba agostada del prado. Una foto que no requiere más comentarios.



163.2.- Molino en el Arroyo Requeiro en Villavela (La Carballeda - Orense).

La otra sorpresa fue encontrarme con esta construcción de piedra que imagino que en un pasado más o menos lejano fue un molino. Aunque no se trata de un arroyo con excesiva corriente. Pero tenía un pequeño canal que conectaba el cauce con el interior de la construcción. Sin datos previos, sin estar señalizado en los planos 1:25.000 me quedo con la duda.

162.- Autovía A-52 en el paso de Sanabria a La Carballeda (Zamora/Orense)



162.1.- Autovía A-52 a la altura de El Padornelo (Sanabria - Zamora).

En este último viaje dormí en El Padornelo, un hotel que usa como nombre el de la localidad junto a la que se sitúa. Una carretera de montaña de cuestas empinadas conduce hasta él. La fachada principal da a esta carretera secundaria. La parte trasera tienes las vistas que pueden apreciarse en la imagen. Observándola advierto algo que se me había pasado por alto. Hay una central eléctrica a media ladera en la margen contraria de la Autovía. La segunda en muy poco espacio, ya que la que vi aquella mañana anda bastante cera. tanto molino de viento tenía que tener su precio. esos tendidos de alta tensión no son desde luego para abastecer a la población local, muy escasa y dispersa, sino para sustraer la energía del territorio y llevarla a otra parte. A pesar de ello la vista es hermosa. La autovía se integra perfectamente en el entorno por su forma sinuosa. La vegetación en ambas márgenes de la vía desciende por la ladera hasta besar las cunetas. Imagino que ello habrán contribuido las plantaciones de la propia obra. Brilla por su ausencia la vegetación de la mediana, pero quizás aquí sea más importante dotarla de canaletas de desagüe que dotarla de un cordón vegetal que aisle las calzadas. Llueve mucho en esta zona y hay que evacuar el agua que cae. Vi una vez un par de coches haciendo trompos por la lluvia. Lo que me pregunto es si es posible dotar a las mezclas asfálticas de una tonalidad acorde con el entorno. Quizás no es técnicamente viable o el costo no justifica hacerlo. O simplemente nos ea necesario. A mi no me ofende a la vista ver deslizarse la autovía por la montaña. Deformación profesional por ser ingeniero, sino en la práctica al menos por formación. En todo caso dejo ahí la idea.



162.2.- Autovía A-52 antes de acceder al Túnel de La Canda (Sanabria - Zamora).

El último tramo de la Autovía de las Rías Baixas es el que vemos en la imagen. Tras superar el Viaducto de Braillo y luego el Viaducto de las Hedradas, recorre una cuesta no demasiado empinada y entra por la embocadura este del Túnel de La Canda. Cuando sale ya está en territorio gallego. La imagen está captada desde la cuerda de la Sierra del Marabón, prácticamente en la frontera imaginaria entre ambas provincias y Comunidades Autónomas, en la divisoria de aguas. Algo ha empezado a cambiar en el paisaje respecto a lo visto en anteriores imágenes. El matorral empieza a sustituir al arbolado, que brilla por su ausencia en muchas laderas. La altura no es excesiva, 1.500 en el lugar donde me ubiqué para obtener la foto. Probablemente el viento, que sopla con fuerza en esa zona sea la explicación. Se trata de un factor limitante. El viento tiene mayor poder desecante que la temperatura.



162.3.- Tramo de la A-52 entre La Canda y Villavella (La Carballeda - Orense).

Nada más salir del Túnel de La Canda por su boca ya en territorio orensano, la A-52 negocia las últimas montañas discurriendo por este valle con perfil en forma de cuña. La ladera de la izquierda está cubierta por una repoblación de pinos, imagino que silvestres. Su follaje oscuro recuerda al de los pinares que pueden verse las laderas del Guadarrama en la entrada a Madrid desde Burgos por la A-1. Si pùdiera ver los tronos rojo salmón de los árboles podría más o menos confirmarlo. La ladera de la ladera queda a merced del viento, que se canaliza por esta ruta al igual que el tráfico, y casi ni una cobertura de matorral tiene. Aquí se juntan, como en un embudo, una autovía, dos carreteras (N-525 y ZA-931) y la línea de ferrocarril convencional. Dentro de poco lo hará también la línea de AV, pero discurriendo en forma de túnel, ajeno a lo que ocurre en superficie, a la trenza que dibujan las diversas vías de tráfico. Más allá se sitúa una meseta elevada al pie de la Sierra del Canizo.

161.- Hedroso (Sanabria - Zamora).



161.1.- Hedroso (Sanabria - Zamora).

El verano es la única época del año en que Sanabria cobra vida. A los habitantes habituales, gente que supera los 70 años de edad media, se suman los hijos y los nietos. Los primeros han crecido en la zona y tuvieron que emigrar hace tiempo. Viven en Madrid o Barcelona y sueñan con construirse una casa en su tierra donde pasar los veranos. tampoco hay prisa. Los nietos vuelven por que no tienen más remedio. Allí carecen de todo. Cualquier cosa que se nos ocurra en que invertir nuestro tiempo de ocio estando fuera de casa allí no existe, ni en el pueblo donde viven ni en su entorno. Es comprensible que añoren su ciudad, la que creen que es su tierra. Cuando puedan decidir se romperá la cadena y Sanabria se despoblará del todo.

La localidad de Hebroso se sitúa en la margen de la Carretera ZA-931, que hace tiempo fue sustituida por la Nacional N-525, que a su vez fue sustituida por la Autovía de las Rías Baixas (A-52). Apartada de la ruta actual Benavente-Vigo, como tantos otros pueblos sanabreses, dormita en los 9 meses de invierno y cobra algo de vida en los de verano. Tras la curva de la carretera, al fondo, puede verse el valle del Río Pedro. Me gustaría volver cuando haya aun nieve, como a algunos lugares de Asturias.



161.2.- Pie de rebollo (Quercus pyrenaica) junto a la ZA-931, en Hedroso (Sanabria - Zamora).

Hemos visto al reboyo formando masas en las laderas de las montañas, pero no lo hemos visto hasta ahora de forma individualizada. Las márgenes de las carreteras, cuando están talladas en laderas, ofrecen la oportunidad de fotografiar ejemplares de arbolado completos, encuadrarlos perfectamente desde el inicio del tronco, cuando se sitúan en la margen que está más elevada que la calzada. Este pie de rebollo tiene tronco múltiple. El juego de la luz ha intensificado el verde del follaje, que parece más vivo de lo que hemos visto hasta ahora. Tanto es así que he dudado incluso de si se trataba de un castaño. Incluyo la imagen porque me gusta el perfil de la copa, porque el azul del cielo ofrece un marco precioso para el retrato del sujeto que nos interesa. El reboyo tiende con frecuencia a adquirir porte irregular, a veces rastrero, es decir, apegado al suelo. Dejemos que por una vez se luzca, que muestre todo el esplendor del que es capaz.



161.3.- Pie de rebollo (Quercus pyrenaica) junto a la ZA-931, en Hedroso (Sanabria - Zamora).

No deja de ser insistir en lo que acabamos de ver, pero después de la versión artística quiero ofrecer una más ajustada a la realidad. El rebollo es un arbolillo, casi arbusto, de porte irregular porque a menudo su origen es un brote de raíz, como la encina. Esto quiere decir que a veces todos los individuos de un rodal tienen un origen común en el sistema radical de un primer rebollo que creció a partir de una semilla diseminada por el viento. El de la imagen tiene una copa lobulada, irregular, que toca el suelo. Vale que está en situación precaria, en me dio de un pedregal en la cabecera de un talud, pero es un ejemplar más cercano a lo prototípico que el de la imagen anterior. Hasta la tonalidad apagada de las hojas concuerda con el modelo dado. Este como el otro fueron fotografiados en el talud interior de la ZA-931 en un tramo cercano a Hadroso. Ojalá se pudiera ver la forma de la hoja, porque es inconfundible, parecida a la del roble, pero más estrecha.

martes, 26 de julio de 2011

160.- Río Tuela aguas arriba de Lubián (Sanabria - Zamora)



160.1.- Río Tuela aguas arriba de Lubián (Sanabria - Zamora).

El Río Tuela es el principal curso fluvial en el entorno de Lubián. Se trata de un río de alta montaña con una gran pendiente y cauce encajonado. Aproveche el cruce de la carretera ZA-931, en el denominado Puente de la Cana, para acceder a su cauce. Mi sorpresa fue encontrar al final de un camino asfaltado y empinado que conducía al río una mini-central hidroeléctrica. Como en realidad el punto de cruce con la LAV se encontraba unos centenares de metros aguas arriba y acceder a él me hubiera supuesto gastar mucho tiempo, trate de recorrer el trecho suficiente de río para eliminar del encuadre la central, que habría delatado mi posición errónea. Hice la foto desde un pedrusco situado en mitad de la corriente. Cuando quise acceder a la orilla de nuevo me toco saltar sobre una piedra. Lo logré, pero estando ya sobre su superficie perdí el equilibrio. Caí, si bien de pie. en medio de la corriente, causándome algunos arañazos. Lo peor fue que hundí el pie derecho hasta el tobillo en el agua. Lo cierto es que a los pocos minutos se me había olvidado que tenía el calcetín chorreando. De hecho se me secó muy rápidamente.



160.2.- Minicentral hidroeléctrica de Lubián (Sanabria - Zamora).

Es curioso. Hace bien poco no sabía lo que eran, lo descubrí redactando un informe, y en este último viaje vi la primera minicentral hidroeléctrica. Quizás haya visto otras. En una central normal se represa un río construyendo un azud en un lugar escarpado, y se aprovecha el desnivel en el recorrido del agua al superar el paramento de la presa para generar energía eléctrica. Las minicentrales son una variante ingeniosa. Se crean en ríos de alta montaña, con gran pendiente en su cauce. Se construye un pequeño azud para crear una zona de remanso en un punto aguas arriba. El agua es canalizada hacia una tubería. Aguas abajo se construye el edificio de la minicentral. Existe un desnivel topográfico entre azud y central que el agua recorre a través de la tubería, generando abajo trabajo mecánico gracias al impulso adquirido en la canalización, que se traduce en electricidad. Digamos que el agua recorre a lo mejor unos pocos kilómetros de longitud de tubería, en los que salva un desnivel de unas cuantas decenas de metros. A veces centenas. Aquí el problema reside en que se necesita un cauce fluvial de montaña, lo que supone la oposición del ecologismo militante. Quizás con razón. Pero los parques eólicos parecen tener una buena prensa de la que carecen las minicentrales hidroeléctricas, algo que no acabo de entender del todo. Bucenado en internet he averiguado que los molinos de viento cada día causan mayor rechazo en la población de Sanabria y La Carballeda. Al margen de consideraciones ambientales hay algo que está claro: extraen energía sostenible del medio pero sin generar puestos de trabajo entre la población local. No dejan de ser un modo de colonialismo. Se emplazan en lugares remotos donde hay menos población que pueda oponerse a ellos a cambio de nada. Sí, nos han contado que en algunos lugares los ayuntamientos obtienen abundantes ingresos alquilando terrenos a las empresas eléctricas. Pero no deja de ser una especie de soborno. Las minicentrales tampoco generan puestos de trabajo en la zona donde se emplazan. Ojo, las presas convencionales tampoco. Zamora posee grandes presas en el Duero, pero las ganancias se contabilizan en Bilbao, no en la provincia. Este debate de la energía sostenible habría que realizarlo con más calma y categorizando menos. Ni los parques eólicos son angelicales ni las centrales hidroeléctricas, lleven o no el prefijo mini delante, son ingenios de Satán. Una pequeña presa en un río de alta montaña quizás cause más beneficio que perjuicio. Creará una zona de remanso propicia para la reproducción de muchas especies. Anfibios sobre todo. Pero también peces. Y no digamos lo bien que se lo pueden pasar las nutrias en una lagunita "petado" de truchas. El efecto barrera sobre la ictiofauna puede solventarse con una escala de peces. La tubería de conexión podrá ir enterrado o no dependiendo de las condiciones meteorógicas. Y la minicentral es un pequeño edificio que causará un impacto puntual. Eso es todo. En la rentabilidad ecológica ya no me meto.

159.- Estación de ferrocarril convencional de Lubián (Sanabria - Zamora).



159.1.- Antigua estación de Ferrocarril de Lubián (Sanabria - Zamora).

No se ahora, pero hace 15 años el volumen de pasajeros de la línea de tren hacia Zamora, que más adelante discurre por Galicia, era escaso. Imagino que la nueva autopista de la Rías Bajas, la A-52, le habrá restado incluso clientela. Y la línea de AV hará su pequeña labor de zapa también. Las grandes líneas de transporte (autopistas y LAV) alejan al viajero del territorio. Por eso no me gustan las autopistas de peaje, porque me siento enjaulado dentro de ellas, sin posibilidad de acceder a los lugares por los que discurro. una de las actuaciones complementarias al trazado de la LAV en esta zona es la rehabilitación de la estación de Lubián, en un estado de evidente abandono. De hecho no tengo claro que la línea sea utilizada en la actualidad. Imagino que habrá como mucho un convoy al día, o con más probabilidad alguno por semana. No vi pasar ningún tren, pero sobre lo poco de fiar que es ese dato tengo alguna experiencia.

El antiguo edificio está considerado como bien de patrimonio cultural a conservar. En general los edificios de las estaciones de tren son bonitos. Este tiene un tejado de teja que no me parece que case mucho con la comarca en la que se sitúa, donde las casas tradicionales tienen cubiertas de piedra negra. Concretamente de pizarra. la estación funcioné probablemente como apartadero, parando el tren solo si se solicita. Hice fotos desde el talud de la carretera ZA-931. Luego encontré el camino de acceso, que también será mejorado.



159.2.- Nueva estación de Ferrocarril de Lubián (Sanabria - Zamora).

Plantado en la mitad de la vía, como si un tren no hubiera estado a punto de arrollarme una vez en un lugar aun más despoblado que este, en el Valle del Huerva en Teruel. Pero es que las imágenes de las líneas de ferrocarril y las carreteras han de tomarse desde su eje central. Y si hay tránsito hay que echarle valor o buscarse un paso superior. El nuevo edificio de la estación, aun por estrenar creo yo, tiene el distintivo del Adif bien visible. Pero la LAV no parará aquí. Discurrirá por un trazado paralelo en forma de túnel, horadando las montañas próximas. Las líneas de alta velocidad avanzan a fuerza de túneles y viaductos, porque la geografía española es muy contumaz y prefiere ser valle o montaña antes que llanura. Incluso en las dos mesetas centrales hay movimiento orográfico de sobra. Un detalle es el uso prioritario de energía solar. Todas las farolas llevan su panel superior. Sobre si es estético este proceder tengo mi propia opinión, que me reservo.



159.3.- Boca de Porto da Meda en la Línea de FF.CC. Zamora-Orense (Sanabria - Zamora).

Boca de Porto da Meda es el nombre de la embocadura oeste del túnel que permite a la línea de ferrocarril Zamora-Orense "saltar" del valle del Río Pedro al del río Tuela, evitando las montañas que hay entre medias. Es sin duda uno de los hallazgos del viaje y un golpe de suerte. Vi la línea abajo mientras salía de la estación por el antiguo acceso, un camino algo estrecho que no permite el cruce de vehículos. Pare justo antes de incorporarme otra vez a la ZA-931 y la casualidad quiso que el punto de vista se alinease casi perfectamente en paralelo con el tendido de las vías. Ahora me da rabia que los molinos de viento que coronan la ladera no estén íntegramente incluidos en el encuadre, porque sino sería una foto para exposición. Una pequeña lección que permite esta imagen: los árboles con copas de color verde intenso son castaños y las de color más oscuro, de tonalidad más cercana al verde oliva, son rebollos. También puede verse como el arbolado se agarra a la vaguada de la ladera, a la "arruga" en su superficie, donde hay sin duda más humedad y algo más de profundidad en los suelos. En definitiva, unas condiciones algo más favorables, en una situación en pendiente que tiende a dificultarlo todo.



159.4.- Sierra de la Gamoneda desde la estación de FF.CC. de Lubián (Sanabria - Zamora).

Esta imagen ya la habíamos intuido en la primera imagen de esta serie sobre Sanabria. Ciertamente merecía la pena bajar hasta la estación solo por ver tanta belleza. Densas masas de rebollar cubren las laderas de la Sierra de la Gamoneda, una de tantas de las que separan Zamora de Orense. El rebollar es la formación climácica en esta zona de la comarca sanabresa, la que supone el óptimo en la evolución vegetal, el tipo de formación que con mayor eficiencia aprovecha los recursos del medio. Estamos por tanto ante formaciones bien cuidadas. El verde oliva de la masa es interrumpido por una rayas blancas, que siguen las líneas de máxima pendiente, y que son al tiempo que cortafuegos, caminos de acceso a los molinos de viento. Los he visto de cerca y no son aptos para turismos, se necesita todo terrenos para transitarlos. De hecho, algo después, la tarde de aquel día, vi descender de un parque eólico un Mitsubishi de Acciona. Para ir mejorando vuestra percepción en el análisis de masas arboladas fijaron también aquí en aquellos ejemplares de arbolado salpicados entre el verde apagado de tonalidad más clara y viva. Son castaños. ¿A que no es tan difícil? Momento: 23 de julio de 2011.

158.- Río Pedro a su paso por Hadroso (Sanabria - Zamora)



158.1.- Río Pedro a su paso por Hadroso (Sanabria - Zamora).

Ni siquiera había llegado a la zona de obras de la Línea de Alta Velocidad, pero no podía desdeñar un río que discurría cerca de la futura plataforma. A lo largo del viaje vi algunos arroyos, modestos, pero llenos de vegetación en sus riberas, y algún pequeño río de montaña. Poca cosa para lo que se suele ver. Así que paré a tomar fotos por si acaso. Y el caso es que una imagen del río ha sido incorporada al reportaje fotográfico. Hice fotos desde el puente de la ZA-931 que cruza el curso. Después me dirigí al cauce. Nada más abandonar la calzada de la carretera, justo al lado de mi pie izquierdo algo salió reptando ladera abajo. Era una culebra que vi solo un instante. De color gris, algo rechoncha por el centro, no muy larga, de algo más de medio metro. Podría haber sido una víbora hocicuda (Vipera latastei), y se considera especie habitual en la zona. Reconozco que es mi opción preferida. Me permite contar una historia con suspense, y no solo entretener, sino provocar algo de preocupación en el público. Si lo consigo con el femenino es puro éxtasis. Marchas lejos entre otras cosas para conseguir que la gente se preocupe por tí. Si nadie te piensa cuando en la distancia es casi como si no existieras, como si no pesaras allá donde pisas pisas, como si fueras tan liviano como para poder dejar huella en el suelo de tierra.



158.2.- Río Pedro a su paso por Hadroso (Sanabria - Zamora)

Encajonado su cauce entre montañas con laderas de fuerte pendiente, como la que se ve a la izquierda, toda cubierta por el rebollar, imagino crecidas extraordinarias en momentos puntuales. Los cantos se ve claramente que están poco rodados. Llevan poco trecho recorrido y por eso no están aun redondeados. Por otro lado son grandes. No están ahí por casualidad, los ha arrastrado la corriente, que ha tenido que ser fuerte para cargar con piedras de ese peso. Son piedras blancas, probablemente cuarcitas, lo primero que se lleva de las montañas la erosión hídrica. La raíz granítica o de gneiss de las montañas ya es otra cosa.



158.3.- Río Pedro a su paso por Hadroso (Sanabria - Zamora)

En el cauce de este río se trabajó en el pasado. Los ríos se canalizan y se limpian de vegetación y hasta tierras y fangos sus lechos y taludes para evitarle los obstáculos a la corriente, para que está no los arrastre consigo. Cuando las lluvias son torrenciales es importante conseguir que la evacuación del agua sea rápida. Si el agua caída es mucha y se acumula en un tramo determinado es cuando tiene lugar el desbordamiento. Tal vez es lo que se intento en este caso. Muy probablemente. Cuando los siniestros son frecuentes es cuando se actúa. Lógicamente, no todo el mundo está de acuerdo con desnaturalizar el cauce fluvial. De hecho hace poco estuve involucrado en la renaturalización de un arroyo (ribera, como los llaman en Extremadura) que discurre por Cáceres capital. Antaño importaba ordenar las avenidas. Ahora es más importante el uso del entorno del arroyo por la población cacereña.

157.- Castaño (Castanea sativa) en un prado junto a Aciberos (Zamora)



157.1.- Castaño (Castanea sativa) en un prado junto a Aciberos (Zamora).

Salí de casa en Madrid algo tarde. A punto estuve de olvidar la cámara. Pero en el garaje, al comprobar si llevaba lo imprescindible advertí el error. Hasta las 5 de la tarde no pude ponerme en carretera, y el viaje hasta Benavente fue con abundantes retenciones y tráfico denso. Una vez en A-52 pude relajarme en la conducción y fijarme en la sucesión vegetal en el entorno de la autopista. En torno al valle del Tera, cerca de Mombuey, en los primeros kilómetros del trayecto, domina el encinar (Quercus rotundifolia), el árbol nacional. La sobria y humilde encina. Algo más allá, ya en la zona del Lago de Sanabria, el roble (Quercus robur) tomaba la palabra, hace acto de presencia. Finalmente, al oeste de Sanabría, en las montañas que separan esta comarca de la de Carballeda en Orense, el rebollo (Quercus pyrenaica) es el amo de las arboledas, que comparte con el castaño (Castanea sativa), como especie acompañante.

Dormí en un hotel en un pueblecito de las montañas, Padornelo. La noche era clara y fresca. Imagino lo que debe ser aquello en invierno. Cené lo típico del lugar: habones de Sanabria, que vienen a ser casi lo mismo que los de La Granja, y trucha arcoiris. Por el tamaño se adivinaba que era de piscifactoría. Dormí regular, y en alguna de mis rondas nocturnas aproveché para mirar el cielo estrellado a través de la ventana, para acordarme de alguien con quien tengo pactadas noches de observación astronómica en algún paraje por determinar aun entre Madrid y Valladolid. También para desvelar al perro que dormía junto al coche de uno de los inquilinos del hotel.

A la mañana siguiente, lo primero que hice fue rehuir la autovía y adentrarme por la carreteras secundarias. La que tome, que pertenece a la Ruta de Santiago, me deparó esta sorpresa. Junto a la calzada, en un pequeño prado de aprovechamiento a diente, crecía este magnífico ejemplar de castaño, que casi cortaba la respiración. No se como hay quien duda aun de que el rey de la creación es el árbol y no el hombre. Más altos, más fuertes y más rápidos para decidir su destino. También más civilizados. Mirarlos procura la calma.



157.2.- Castaño (Castanea sativa) en un prado junto a Aciberos (Zamora).

Creciendo en la cabecera del talud de la carretera, en situación precaria, con algunas de sus raíces descalzadas, este árbol ha visto pasar varias generaciones de personas y aun muestra su predilección por la vida. Distinguir los árboles entre sí no es tarea fácil, pero una vez que uno ha quedado calcado en la retina se vuelve inconfundible. El colorido del castaño es inconfundible. Rojo y amarillo-naranja en sus inflorescencias, que estaba perdiendo en esos días del viaje. Los extremos de los ramillos como erizos. Que gozada debe ser recoger la castaña y asarla en tu propio horno. Nada tan rico como lo que recoges del campo y comes nada más llegar a casa. Quince años atrás, y compañero y yo, en aquel verano en Rosinos de la Requesada, aunos 50 kilómetros de aquí, paseábamos al salir de la jornada de trabajo en la base de extinción de incendios y recogíamos nueces, castañas, setas, moras, y alguna lechuga robada a los vecinos, que luego constituían nuestra cena.



157.3.- Prado en el entorno de Aciberos (Sanabria - Zamora).

Salté la valle, no sin dificultad, porque cada día me muevo peor, y me adentré en el prado. Quería una perspectiva del castaño desde dentro. Cuando algo que vez te entusiasma, prefieres hacer muchas fotografías para que aumenten las posibilidades de acierto. Y siempre es preferible variarlas. Había un prado con desniveles acusados, con la hierba agostada, pero aun verde en algunas zonas. esa misma noche hubo casi una helada en Padornelo, y hablamos del momento más caluroso del año. Así que imagino que la hierba tendrá casi más riesgo de quemarse con el hielo que con el sol. Tracé varias secuencias de fotos desde su centro. En esta que muestro pueden apreciarse al fondo las montañas que separan Zamora de Orense, con sus laderas surcadas por caminos, de acceso a los molinos de viento que pueden verse por todas partes.

viernes, 15 de julio de 2011

156.- Embalse Casa de Alcántara (Blanca - Murcia).



156.1.- Embalse Casa de Alcántara (Blanca - Murcia).

En la misma vertiente norte de la Sierra del Solán se inician las zonas agrícolas que iban a verse abastecidas por la captación de agua del Río Segura. Estaba proyectado que la red de tuberías conectara con esta balsa, situada en una zona de cítricos, en el paraje denominado Casa de Alcántara, en las primeras cuestas de la sierra. Lo que se ve más allá es la llanura que media entre la propia Sierra del Solán y la Sierra de la Pila, que tiñe de gris el fondo de la imagen. Volvemos a ver otra vez la elevación de la Venta de Jerónimo, que es esa montañita situada a la derecha de la imagen. No recuerdo si robe naranjas esta vez. Lo hago siempre que visito Levante. Exagerando un poco, pero muy poco solo, alguna vez estos hurtos me han evitado morir de sed. Quizás no las hubiera aquí en ese momento por la época del año. Lo que se ve al frente es la Venta de Callejones, así como un polígono industrial surgido alrededor del cruce de la Carretera N-344 con la Autovía A-30.



156.2.- Embalse Casa de Alcántara (Blanca - Murcia).

Esta imagen muestra lo que es en realidad una balsa, simplemente una cavidad de perímetro poligonal, generalmente rectangular, cubierta de con diversas capas de material impermeabilizante. Antes, mientras colgaba fotos en el blog en las que aparecen balsas me preguntaba cual sería el resultado de la integral de todas las existentes en la región de Murcia. Expresado en volumen embalsado esa integral no sería muy significativa quizá, ya que su profundidad no suele ser mucha. Pero si esa integral se expresará en forma de superficie de lámina de agua, apuesto que el resultado final sería impactante. Murcia posee un mar interior propio diseminado en miles de balsas, somero pero muy extenso. No se si este dato se tiene en cuenta a la hora de describir las características medioambientales de la provincia, pero pienso que se debería. A veces es necesario aprender a pensar de otra manera. El manto de parcelas de cultivo de cítricos que cubre Valencia es muy relevante desde el punto de vista ambiental. Ya fue mencionado por la Generalitat cuando se trataba de defender el trasvase del Ebro. Creo que también lo es para Murcia su dotación de balsas de agua.



156.3.- Campo de frutales en regadío en Blanca (Murcia).

Ni siquiera puedo ubicar de forma exacta el lugar donde realicé esta fotografía. Da igual, se trata de una campo de frutales en algún lugar de la Comunidad de Regantes de Blanca, al este de la Autovía A-30. Los individuos han sido podados hasta convertirlos es meros esquemas de lo que es un árbol. Las yemas que darán lugar a las hojas y las flores de la próxima primavera ya empiezan a insinuarse en los troncos y ramas desnudos. Es diciembre pero la carrera para la siguiente primavera empieza entonces. Me gusta la disposición geométrica que muestra la imagen. Hilera tras hilera de frutales trazando paralelas que parecen querer confluir. El ojo no sabe de perspectivas. La composición recuerda a la escena final de Black Rain, a la carrera de motos en el huerto japonés. Cada hilera de árboles es recorrida por una tubería de polietileno que le procurará a cada individuo un riego constante por goteo. Estamos ante el regadío racionalizado. Se puede convertir el desierto en un vergel con este sistema. Lo vi una vez en un lugar entre Murcia y Almería.

155.- Rambla del Salar (Blanca - Murcia)



155.1.- Rambla del Salar a la altura de Los Cabañiles (Blanca - Murcia).

La red de drenaje del Sureste Español está compuesta casi en su totalidad por ramblas de diversos tamaños, siendo unas afluentes de otras, es decir, organizadas de forma jerarquizada. Permanecen secas hasta que se producen lluvias. La Rambla del Salar nace al pie de la Sierra de la Pila. En la imagen puede apreciarse el cordón central donde hay proliferación de vegetación acuática, señal de la existencia de humedad en superficie. Aunque no suficiente para crear un caudal que escurra por el cauce. En los taudes de sus riberas, y en el propio lecho, pueden verse aceduches (Olea europaea var. sylvestris) y coscojas (Quercus coccifera). En los bordes de la zona húmeda central se distinguen tarais (Tamarix sp.).



155.2.- Rambla del Salar a la altura de Los Cabañiles (Blanca - Murcia).

Los taludes tan acusados, la ausencia de caudal durante años, propicia el aterrazado de las riberas de la rambla para el cultivo en secano de especies leñosas. Lo habitual es el almendro y el olivo. En este caso no hay casi vestigios del arbolado. Dos ejemplares en la esquina izquierda que no se identificar. La terraza ha sido abandonada e invadida por el matorral. En lo alto del talud pueden verse algunos ejemplares de pino carrasco de porte más bien arbustivo.



155.3.- Rambla del Salar a la altura de Los Cabañiles (Blanca - Murcia).

La imagen recoge el meandro de la rambla. La colina de la otra orilla pertenece al LIC "Yesos de Ulea", del que algo se dirá en la siguiente entrada. En la terraza que se ve al fondo parece que se han plantado almendros. En todo caso árboles frutales. el almendro tiene la ventaja de que puede cultivarse en secano, es decir, sin necesidad de que deba ser regado, aunque, lógicamente, el agua ayudará a unos mejores desarrollos. Otros frutales de la familia de las rosáceas suelen verse en parcelas en regadío, generalmente con riego por goteo. Una cosa horrenda pero muy útil. Horrenda por que se trata de una tubería de plástico que va en superficie, con perforaciones para que escape el agua por ellas en forma de gotas. En muchos jardines puede verse. Y todo sea en aras de la eficiencia ecológica, pero el efecto visual es muy discutible.

154.- Balsa de riego naturalizada en el Sector Loma de la Calera (Murcia)



154.- Balsa de riego naturalizada en el Sector Loma de la Calera (Murcia).

En el Sector Loma de la Calera de la Comunidad de Regantes de Blanca encontré esta balsa de riego naturalizada. Digamos que una balsa no deja de ser un depósito sin cubrir, una gran piscina. Con el suelo impermeabilizado para evitar fugas al subsuelo al menos, ya que la evaporación será inevitable. En el caso de que la balsa quede en desuso, quizás por fisuras que la hacen poco útil, por abandono de los cultivos que abastece y se ve invadida por la vegetación, reclamada su ubicación por la naturaleza por así decir, entonces se la considera una balsa naturalizada. A veces se potencia incluso su creación. No deja de ser un humedal, apto para su utilización por anátidas y otras especies de avifauna ligadas al agua. Incluso las que están en servicio son utilizadas por las aves como lugar de descanso en sus migraciones. No solo en Murcia, en las que no han sido pocas las veces en las que al acercarme a una balsa alejada he visto volar patos y garzas, sino en otras provincias. En las de león, por ejemplo, cerca de Benavente, había somormujos y patos. A las aves les da igual el origen de la charca. Les vale una laguna natural o un río, o también un embalse o una balsa de riego. La mejora que supone que están naturalizadas es que incluso las parejas podrán reproducirse en ellas. Los nidos se crearán entre la vegetación acuática, ocultándolos de sus potenciales enemigos, devoradores de huevos o predadores de las cría o progenitores. Puede decirse que las balsas de riego mejoran el entorno desde el punto de vista ambiental. Y su impacto paisajístico es como el de cualquier elemento, discutible, sujeto a gustos. En resumidas cuentas: todo ese desorden de carrizos y gramíneas es posible que convenza a alguna pareja de anátidas para que traigan a su prole de ese año ahí mismo. Su potenciación, la plantación de vegetación acuática en sus márgenes, es una posible medida ambiental en cualquier lugar de la huerta murciana. Además a bajo coste.

Para los que les guste cuadrar las cosas, ubicarse en los mapas, decirles que la montaña de cúspide truncada que se ve al fondo y a la izquierda es la situada en Venta de Jerónima, desde donde se tomaron las imágenes de la entrada anterior. La siguiente cima puede verse en una de esas imágenes, pudiendo ser perfectamente identificada por su forma. Cuando vi por primera vez esa cima me chocó que existiera un depósito en lo alto. Es lo lógico por lo que ya se apunto anteriormente. Pero no deja de ser chocante ver una elevación en mitad de la llanura, con una empinada carretera para acceder a su cima, y en ésta última un enorme depósito. Cosas de Murcia. Que creo que la hacen diferente.

jueves, 14 de julio de 2011

153.- Sector Casa de Alcántara. Comunidad de Regantes de Blanca (Murcia)



153.1.- Sector Casa de Alcántara. Comunidad de Regantes de Blanca (Murcia).

Me ha costado un buen rato descubrir que es exactamente lo que refleja la imagen. Es la vista hacia el oeste desde una pequeña elevación, cuyo topónimo en el mapa es Venta de San Jerónimo. La montaña que se ve al frente es la Sierra del Solán, que hemos visto hasta ahora desde la otra vertiente. Del otro lado queda el Embalse de Ojós. Estamos en las zonas de regadío que se iban van a ver beneficiadas con el agua a extraer del Segura, pertenecientes a la Comunidad de Regantes de Blanca. Lo que se ve al pie es el cruce de la carretera N-344 con la Autovía A-30. Se pueden identificar al menos dos tipos de cultivo: los cítricos a la derecha y las parcelas de color dorado, que se corresponden con vides emparradas, cuya hoja amarillea por la época del año. Este color es un regalo del momento en que se hizo el viaje, cuya valía se verá más clara en posteriores panorámicas. Hay una balsa de riego al pie de la loma en la que tomo la foto. Siempre hay una en Murcia mires donde mires. Forma parte de los genes del paisaje.



153.2.- Sector Casa de Alcántara. Comunidad de Regantes de Blanca (Murcia).

Esta panorámica es desde el mismo lugar, por la hora en que está tomada, pero dirigida esta vez hacia el noroeste, es decir en paralelo a las carreteras que se ven en la imagen anterior. El paisaje es menos agrícola, más forestal. Hay una pequeña elevación en un lugar que el mapa identifica como Casa de Don Juan, algunos pinos carrascos, zonas de cítricos y parcelas sin cultivar. hay, como no, una balsa al pie de la elevación, que es la que me ha permitido identificarla en el mapa. Da gusto cuando las cosas encajan. Y el caso es que esta foto me enamora. Tiene líneas geométricas en los cultivos y desorden y anarquía en primer plano. Tiene agua en la balsa, rotundidad en el suelo y difuminado en el cielo. Y esa pequeña sierra en avanzadilla de las que llegan detrás, con personalidad acusada, forma original, volumen afilado en su cumbre rocosa, donde el gris de la roca añade un color diferente al conjunto. Me gustaría saber de que roca se trata, si es gneiss como parece desde aquí. Por que su composición es la clave para explicar por que en una llanura arrasada por la erosión ha sobrevivido una porción de material, más duro, más resistente al trabajo tenaz y constante del agua y el viento.



153.3.- Sector Casa de Alcántara. Comunidad de Regantes de Blanca (Murcia).
(Dedicada a @MariluTw, que ahora mismo aguarda a que la edite)

La panorámica hacia el este desde la misma elevación es esta. He aprovechado la existencia de dos imágenes secuenciadas para hacer una fusión. Podrían haber sido tres, pero no quedan perfectas. Lo que muestran estas dos es suficientemente elocuente. El dorado de la hoja de las vides que antes hemos visto como detalle aquí se convierte en protagonista. Y esa sierra que se alza como un muro en el horizonte. La Sierra de la Pila, declarada como Zona de Especial Protección para las Aves. Una más de las que existen en Murcia. Detrás habrá otra, que precederá a otra posterior. Las columnas de humo blanco se deben a la quema de rastrojos. El viento es fuerte y por eso los penachos apenas son capaces de alzar el vuelo, se arrastran por el suelo como colas de zorros. Y si el viento es fuerte no deberían haberse iniciado. Pero el día amenaza lluvia y los agricultores temen que esos despojos vegetales se mojen y haya que esperar unos días para poder eliminarlos. Iniciar un incendio no es tan difícil y no necesariamente ha de responder a un deseo destructivo o a la locura de un pirómano.

miércoles, 13 de julio de 2011

152.- Sierra del Solán (Murcia)



152.1.- Sierra del Solán (Murcia).

La Sierra del Solán, como tantas otras sierras murcianas, no pasa de ser una colina envalentonada. Quinientos y pico metros en su cumbre más alta. Toda ella hecha de material sedimentario. Margas de colores beige con un espinazo de piedra caliza. Las pendientes son acusadas. Casi verticales en el mencionado espinazo. Material disgregable, falta de vegetación y lluvias escasas pero torrenciales se convierten juntos en un cóctel explosivo, propicio para la erosión galopante, la inestabilidad en los suelos. Una de las formas de combatir esta situación es eliminando una de las constantes: revegetando. Poco es lo que puede plantarse aquí. Se necesita un árbol que se contente con poco, que sea resistente a la sequía y la pobreza del suelo, que se adapte a los suelos incipientes, raquíticos, a vivir casi sobre la roca si hace falta, aunque sea a costa de crecimientos paupérrimos, lentos y desesperantes. Los ingenieros de montes ya se saben la respuesta: pino carrasco (Pinus halepensis).

Reforestar están cuestas no es fácil. Ha de ser de forma manual. Ni siquiera el transporte se puede mecanizar. Ladera arriba con la planta, a cavar y regar. Trabajo caro, laborioso y de éxito incierto. Se quieren que los ingenieros de montes hagan repoblaciones cojonudas que les den la zona de vega, donde se plantan los naranjos. Sin embargo estas repoblaciones, que se denominan protectores, son no solo necesarias sino imprescindibles. Cada uno de esos matojos color verde intenso que se mezclan con el esparto amarillento es un pino carrasco. Su plantación debe ser reciente. Me asalto el deseo ahora mismo de ver el resultado tras los 7 años transcurridos desde que hice la fotografía.



152.2.- Dique de corrección hidrológico-forestal en la Sierra del Solán (Murcia).

La otra variable sobre la que se puede actuar es la pendiente. Para ello se emplean los diques de corrección hidrológico-forestales. Explicado de forma sencilla, son pequeñas presas que retienen la escorrentía, y al ir sedimentando los arrastres junto a la presa y poco a poco anegándola, el resultado final es una cuesta formada por tierras arrastradas de menor pendiente que la original. La sierra del Solán está llena de estos diques. están construidos con cemento de un atonalidad parecida a la de la tierra. Dudo mucho que sea una casualidad. El ingeniero de montes es el ingeniero total, paisajista y ecologista incluso, a pesar de ser el blanco preferido de los que se han apropiado este término.



152.3.- Vertiente noreste de la Sierra del Solán (Murcia).

En la zona de cumbre, vamos a llamarla así, porque ya se ha indicado que la cota superior de la sierra era solo ligeramente superior a los 500 metros, apenas había repoblado de pino carrasco. Tal vez estaba programado para años posteriores su plantación en esta zona, o se decidió que no era tan necesario al escurrir el agua hacia otra dirección distinta que donde se situaba Blanca. El caso es que en estas pendientes dominaba el amarillo del esparto, única vegetación presente, aparte de alguna mata de adelfa (Nerium oleander), una mata que se aviene muy bien a vivir en lugares áridos. Tiene gracia que en Madrid, incluso plantada en jardines, con lo que eso supone: riegos y abonos, prospere peor que en Murcia, Aragón, Andalucía o Valencia. En la imagen pueden verse zonas donde la erosión ha hecho su trabajo llevándose parte del terreno y provocando deslizamientos.



152.4.- Vertiente sur de la Sierra del Solán (Murcia).

Por esta vertiente puede verse la carretera MU-553 que da acceso a la ciudad de Blanca. también ofrece una imagen, un poco exagerada también es verdad, de lo que es Murcia, lo ya indicado anteriormente, una sucesión de pequeñas montañas, con zonas de huerto entre ellas. Las áreas agrícolas siempre se ven amenazadas por sierras que capan las aguas torrenciales y las desaguan demasiado aprisa. El paisaje es una cuestión de gustos, pero pocos se asemejan a este, con montañas descarnadas alternando con el verde intenso de la huerta y el pinar. Solo se acepta la belleza de las cosas cuando se aprende a mirar, cuando se conoce al objeto observado. Murcia acaparó buena parte de mis primeros años de viajes, por eso le tengo un cariño especial.



152.5.- Embalse de Ojos y localidad de Blanca vistos desde la Sierra del Solán (Murcia).

Rescato esta panorámica conseguida con dos imágenes que completa las anteriores. Adolece de la falta de nitidez causada por el día brumoso y nublado, pero permite completar la visión de la zona. Lo que se ve al frente es la Sierra del salitre, a la izquierda el Embalse de Ojós, el el cauce del Río Segura, y a la derecha la parte sur de la localidad de Blanca. En primer término, al pie de la Sierra del Solán, desde cuya vertiente oeste se obtuvo la imagen, queda una granja agrícola de cultivo de cítricos.

martes, 12 de julio de 2011

151.- Río Segura a su paso por Blanca (Murcia)



151.1.- Río Segura a su paso por Blanca (Murcia).

Alguien dijo que la tragedia de España es que donde había buen suelo no había agua, y donde sí el suelo no era bueno, y es una regla tan exacta que debió formar parte del plan inicial de Dios al crearla. Pero Murcia tiene su forma particular de escapar a esta maldición, a pesar de contar con la cuenca hidrográfica con menor producción de agua. Esta provincia es quizás la que tiene un paisaje más peculiar, con mayor personalidad, más inconfundible. De cualquier otra no me arriesgaría a de decir que sería capaz de identificarla si me pusieran en ella sin informarme de mi ubicación. Con Murcia es muy probable que acertase a reconocerla nada más abrir los ojos. Sus señas de identidad son claras: 1) Unos suelos calizos y margosos de tonalidades crema; 2) Una sucesión interminable de pequeñas sierras; 3) Un uso predominante del suelo para huerta, con masas de pino carrasco de tonalidad muy clara en su follaje; 4) Las balsas de agua por doquier.

Al margen del Seguro, algunos ríos de poco caudal y las ramblas secas la mayor parte del año, el agua en Mucia discurre a través de canales y tuberías hacia las omnipresentes balsas de agua, situadas en cualquier lugar, y de las que depende toda la economía. En ningún otro sitio de España, salvo en zonas limítrofes, claro está, es tan acusada esta característica. Balsas inmensas situadas generalmente en las cumbres de las lomas, para que el llenado sea por bombeo en cualquier momento, por ejemplo de noche, aprovechando que en horario nocturno la energía cuesta más barato, y el menor riego sea durante el día por gravedad, dejando caer el agua hacia los campos sedientos pero de tierra fértil.

La ciudad que puede verse en la imagen es Blanca, situada al norte de Murcia, al pie de la Sierra del Solán, que conforman las elevaciones que cierran la imagen. A la derecha del río hay un área verde recreativa, el Parque de las Cuevas, con actividades recreativo-educativas para que los niños aprenden cosas de la naturaleza y como cuidarla. La zona verde de la ribera izquierda es un huerto de cítricos. Tal vez si me quitarán la venda en mitad de él pensase que estaba en Valencia o Castellón, aunque sería imperdonable por mi parte, por que el color del suelo es otro y esas sierras peladas y con pino carrasco que lo rodean todo son una pista muy certera de que se trata del ámbito murciano.



151.2.- Embalse de Ojós (Murcia).

El cauce del Segura es represado después de discurrir junto a Blanca aprovechando la garganta, que puede apreciarse en la imagen, que se forma entre la Sierra del Salitre, a la derecha, y la Sierra del Chinte, a la izquierda. En la época que hice el viaje estaban realizando movimientos de tierras en el entrono del embalse, no se si para ampliar su vaso, su capacidad. También lo estaban dotando de algunas infraestructuras para su uso para el ocio ecológico. Donde hay agua hay patos. Y donde hay patos acaba habiendo gente con niños y  cámaras fotográficas. Momento: 12 de diciembre de 2004.



151.3.- Ciudad de Blanca al pie de la Sierra del Solán (Murcia).

La ciudad de Blanca se sitúa al pie de la Sierra del Solán, una montaña de material margoso, es decir, bastante disgregable, y con pendientes bastante acusadas. En Murcia no llueve mucho, pero cuando lo hace es con ganas, de forma torrencial en muchos casos. Llueve en un día lo que en el resto del año. En estas circunstancias las inundaciones y deslizamientos de tierras son un riesgo. Basta mirar la imagen para comprobar que Blanca está sentada sobre un polvorín. O, si se prefiere, está situada al pie de los caballos. Para reducir ese riesgo los ingenieros forestales han ensayado algunas medidas, que veremos en posteriores entradas del blog. Me toco patear la montaña, subirla, recorrerla y bajarla, porque la iban a cruzar una serie de tuberías que iban a captar agua del Embalse de Ojos y el Segura y a enviarla al otro lado de la Sierra del Solán, a las zonas de huerta existentes en el entorno de la autovía A-30. La imagen, como las anteriores, la capte desde una especie de viga colgada en una montaña a modo de mirador. Una de esas infraestructuras de uso recreativo de las que hablaba antes.

sábado, 9 de julio de 2011

150.- Río Mayas a la altura de Robleda (Salamanca)



150.1.- Río Mayas a la altura de Robleda (Salamanca).

Algo me ocurrió en este paraje que últimamente me vuelve de forma reiterada a la memoria. Para acceder a este tramo del río Mayas donde se iban a ejecutar repoblaciones de truchas, así como rehabilitar un puente y un molino, hube de utilizar caminos locales mal señalizados en el mejor de los casos. Eso no es problema si se dispone de mapas con datos correctos, lo cual es lo habitual. Llegué a la zona y dejé el coche para caminar por la zona. Pero eso fue más abajo, más cerca del lecho del río, que el lugar donde está tomada la imagen, que una vez más en el blog muestra la belleza de las masas arboladas donde se mezclan las coníferas, en este caso pinos resineros (Pinus pinaster) y frondosas de hoja caduca, probablemente reboyos (Quercus pyrenaica). En realidad esta foto la tome cuando me iba, cuando ya había dejado el paraje en el que había sufrido una aparición. Porque la panorámica ayudaba a situar el lugar que acababa de visitar, o tal vez porque me costaba alejarme de allí.



150.2.- Río Mayas a la altura de Robleda (Salamanca).

Había un extraño silencio en el lugar. O tal eso me pareció a mi. Uno no se para en mitad del monte o en un paraje remoto a medir los silencios que percibe. Quizás en un momento dado notara una extraña quietud, que pudo ser simplemente una sugestión. En lugares alejados de la presencia del hombre el monte toma aire y retiene la respiración cuando ve llegar a uno. Lo he explicado muchas veces: Los animales se esconden cuando te ven llegar, y su capacidad para percibirte desde lejos es grande, por lo que es raro que veas ningún ejemplar, salvo que lo pilles desprevenido. Y entonces, si tienes suerte, su visión será fugaz, por lo que si no has estado atento te lo perderás irremisiblemente. Cuando trabajé en la señalización de rodales del Monte de Peguerinos los animales acabaron acostumbrándose con el paso de los días a nuestra presencia constante por la zona, con el resultado de que en los días finales era más fácil ver ciervos o corzos en la distancia.

El río dejaba en una de sus márgenes un prado amplio, en el que aun se podía ver los restos de una barbacoa. Aquel paraje debió de ser utilizado en el pasado como zona recreativa. Caminé haciendo fotos a todo, como es habitual. En un momento dado noté una presencia cercana. Volví a medias la cara, y juraría que vi un lobo gris que me miraba, plantado a unos pasos de mí, quieto, tranquilo, mostrándome su pelaje claro que le hacía parecer un príncipe del bosque. Me quedé quieto con la mirada de nuevo al frente, y cuando me di la vuelta despacio ya no estaba. Lo busqué por toda la zona sin ningún resultado una vez perdí el miedo. Porque lo pienso ahora y no se por qué razón me entraron aquellas ganas de buscar a un animal peligroso de cuyo encuentro había salido sano y salvo.



150.3.- Río Mayas a la altura de Robleda (Salamanca).

Las explicaciones son muchas. La más plausible y cómoda es "creí ver", y la sugestión me hizo verlo realmente, es decir, dejar en mi memoria la huella de algo que parecía un lobo de pelaje claro. Porque esa es otra, su pelaje era muy claro. Tal vez fuese un perro grande. Solo lo ví un instante. Eso quizás sea más plausible. Que desapareciese tan rápidamente no ayuda a dar credibilidad a mi historia, aunque no es el detalle más espinoso. El caso es que en su momento narré la historia del zorro con el que me topé en la vertiente abulense de Guadarrama. El que ahora recuerde esta historia me procura la sensación de que voy a experimentar una nueva revelación. Un día me despertaré, como ocurrió la otra vez, y me diré que le he encontrado significado a este encuentro a orillas del Mayas. Algo así. No espero que nadie me crea ni le encuentre sensatez a todo esto. Me limito a contarlo. Las fotos en todo caso son bonitas, ¿no? Pues dense ustedes con un canto en los dientes. A leer estas líneas nadie obliga.