viernes, 27 de mayo de 2011

100.- Cauce del Río Chamoso (Lugo)



100.1.- Cauce del Río Chamoso (Lugo).


¿Por qué una cámara digital? Use en algunos viajes al principio una Kónika heredada de mi padre, ahora en poder de mi hermano, capaz de fotografiar enfocando directamente a la luz. En mis manos era lo mismo que el teclado de un PC en las de un chimpancé, un desperdicio tecnológico, pero a pesar de mi torpeza me dio buen rendimiento, y nunca tuve con ella ese enojoso problema de no poder captar la panorámica o imagen que deseara por situarse el sol frente a mi. En cierto viaje a Murcia cerré mal la cámara después de cargar el carrete y al llegar a Madrid comprobé que todo el negativo estaba velado. Mil kilómetros más de carretera que hube de sumar en aquel trabajo. La culpa fue mía por no prestar atención a las instrucciones de mi hermano. Se pone muy pesado cuando activa su faceta didáctica y desde niños hemos tenido esa estúpida pelea sorda entre nosotros tratando de demostrar el uno al otro de que, a pesar del cariño, qué remedio, no tenemos nada que aprender del otro. Le dije: "Que sí, que ya me he enterado como se hace, no lo repitas más", y me cubrí de gloria. Claro que en el pecado tuve mi penitencia por que me hice un millar de kilómetros adicionales, en el viejo Passat, que no tenía radio ni aire acondicionado. Sí, lo habéis adivinado, a Murcia voy siempre en verano, es un corolario de la Ley de Murphy. Con las ventanillas bajadas el aire que entraba en el coche era espeso y cálido como el que emana de un plato de sopa recién servido.

La primera cámara digital la estrené en un viaje a Barcelona relacionada con la Línea de Alta Velocidad. Accedí a la plataforma del ferrocarril aun en construcción al trote, no recuerdo por qué, y no vi que había un alambre a ras de suelo. Caí hacia adelante con el objetivo de la cámara desplegado porque venía haciendo fotos. Las décimas de segundo que duró la caída fueron eternas y el pánico mientras mi cara se iba acercando al suelo se centró en el destrozo que el impacto podía causar en el juguetito recién comprado. Así que utilicé mis manos para amortiguar el golpe de la cámara, no el de mi cuerpo. Yo salí magullado y el objetivo quedó dañado. El estreno fue accidentado pero las prestaciones de una cámara digital han demostrado ser enormes.



100.2.- Cauce del Río Chamoso (Lugo).

Resumiendo: con una cámara digital puedes despreocuparte de los fallos del carrete, no estás sometido a la tiranía de un número máximo de imágenes. Hay viajes en los que tomo hasta 200 fotos si se me calienta la mano. De todo objetivo suelo tomar al menos dos imágenes. Nada más cabreante que fotografiar una ermita que está donde Cristo dio las tres voces y comprobar en casa que en la imagen le falta un cachín de la veleta por que en el último instante te tembló el pulso. Así que tiendo a ser redundante. Más con los objetivos importantes de un viaje, tratando que haya detalles que distingan las imágenes entre sí, pero sin preocuparme en exceso por ello. Será en el PC donde puedan juzgar si una imagen es buena. Te lo podrá parecer en la pantallita de la cámara, pero hay que estar prevenido ante posibles decepciones. También a las sorpresas agradables. Entre 200 imágenes no es nada raro que surja una obra maestra inesperada. Porque el mundo es precioso y no siempre uno está atento a su belleza cuando la tiene delante.

En este viaje al entorno de la Ciudad de Lugo que hice hace tres años mi primera cámara digital empezó a fallar. A veces se desenfocaba sola y no siempre me daba cuenta. La solución era encenderla y apagarla y se corregía el fallo. Al principio era un fallo muy ocasional, pero llegó un momento en que estaba varios minutos sin la cámara operativa. también ocurría a veces que el grado de desenfoque era leve, aunque lo suficiente como para malograr la imagen, y no me daba cuenta hasta revisar el trabajo en Madrid. En alguno de los últimos viajes me llegó a malograr fotografías importantes. La solución fue comprar una nueva. Ahora voy por la tercera. La segunda se la terminé regalando a Patricia que, como no, la acabo rompiendo de la forma más absurda. La quemó usando en la recarga un cargador que no era el suyo. Es una auténtica depredadora de móviles, un gremling ella en sí misma. Cualquiera modo de que se te estropee un teléfono móvil ya le ha ocurrido a ella, incluyendo la caída en la taza de un váter. Mi cámara actual la tiene ella en guardia y custodia. Tiemblo ahora al recordarlo.

Sobre las imágenes poco que decir. Se trata de uno de tantos ríos de Galicia, en concreto de los alrededores de la Ciudad de Lugo. He curioseado en Google y he averiguado que algo más adelante aguas abajo se ensancha y remansa lo suficiente como para que se haya habilitado una zona de baño con playa de arena incluida. En Galicia son muy aficionados a las zonas de baño fluviales. Lo que no se si saben aquellas gentes es que, a pesar de su aspecto "fermoso" los ríos gallegos son de los más contaminados de España. Por el déficit de infraestructuras de depuración principalmente. El caos que supone que haya tanta dispersión en las poblaciones, quien no conozca Galicia le aclararé que en buena parte es una interminable sucesión de aldeas y agrupaciones de casas, pone muy difícil tener una red de saneamiento eficaz. Los colectores siempre necesitan nuevos ramales para dar servicio también a aquella otra casa que han construido hace poco en aquella colina de más allá. La ganadería en extensivo tampoco ayuda. La vacas hacen sus necesidades donde pastan y luego la escorrentía del agua de lluvia deja el prado limpio y reluciente, pero más que nada porque arrastra la suciedad fecal hasta el cauce que discurre al pie de la ladera. Con solo un par de vacas ya hemos generado un problema de salubridad.

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